Muchos
nos hemos preguntado, ¿para que vivimos?, ¿cuál es el sentido de la vida?, ¿cuál
es nuestra misión en la vida?, ¿a qué hemos venido a este mundo?, ¿tenemos un
objetivo en este mundo?, o ¿hemos venido a este mundo a aprender una lección?,
pues, muy a menudo me cuestiono estas interrogantes.
Hace
algún tiempo, tuve la oportunidad de leer un libro titulado “El hombre en busca
del sentido” de Viktor Frankl, donde mencionaba que, ante lo más bajo de la
crueldad humana, el hombre puede encontrar una razón para vivir, un motor, el
cual nos impulse a seguir manteniendo una esperanza, por más que parezca que no
haya suficientes motivos para seguir.
A
decir verdad, el libro me aclaró muchas interrogantes en mi vida y desde
entonces decidí encontrarle un sentido a lo que hacía. Comprendí que debemos
hacer lo que realmente nos apasiona y que a todo lo que hacemos, debemos hacerlo
con amor, con corazón, con espíritu de guerrero, con alma de artista.
Sin
embargo, en nuestro camino conoceremos a personas temerosas de buscar un
sentido en sus vidas, querrán contaminarnos con su energía negativa, su
pesimismo, su catastrofismo; sus críticas serán destructivas, hasta se burlarán
de nosotros, por ello, en algún momento, hasta quisimos renunciar a lo que
realmente deseamos.
La
vida es demasiada corta para dejar de lado lo que más anhelamos, ante una
decisión trascendental preguntemos siempre a nuestro corazón, ¿qué es lo que
realmente quiere?, él nos guiará hacia la mejor decisión.
En
lo personal, pienso que nuestra búsqueda del sentido de la vida radica en
conseguir la felicidad y ¿cómo podemos lograr la felicidad?, haciendo lo que
realmente nos apasiona, nos divierte, nos nutre, nos enamora, nos hace ver la
vida de colores.
Esto
es mi sentido de vida.
Para
finalizar, les dejo una frase de Viktor Frankl que me agrada bastante.
“Quien
tiene una razón para vivir. Acabará por encontrar el cómo”
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