miércoles, 26 de septiembre de 2018

“EMPIEZO POR MÍ”

 “Voy a decirte algo que tú ya sabesel mundo no es todo alegría y color, es un lugar terrible y por muy duro que seas, es capaz de arrodillarte a golpes y tenerte sometido permanentemente, sino se lo impides ¡ni tú… ni yo… ni nadie golpea más fuerte que la vida! pero no importa lo fuerte que golpeas si no lo fuerte que pueden golpearte y lo aguantas mientras avanzas, hay que soportar sin dejar de avanzar así es como se gana. Si tú sabes lo que vales, ve y consigue lo que mereces. Tendrás que soportar los golpes y no puedes estar diciendo que no estás donde querías estar por culpa de él, de ella ni de nadie. Eso lo hacen los cobardes y tú no lo eres, eres capaz de todo”.

El dialogo redactado anteriormente, que sin duda es una lección de vida resumida en ocho líneas, le pertenece a Rocky Balboa interpretado por Sylvester Stallone en la película Rocky VI, en aquella escena, el hijo de Rocky, culpa a su padre por lo que le sucede en su vida. La respuesta del semental italiano es, a opinión personal, uno de los mejores diálogos motivacionales para interiorizar en nuestras vidas.

Y a raíz de lo expuesto por el hijo de Rocky ¿Nuestras desgracias dependen de alguien que no sea uno mismo?

Probablemente muchas personas así lo creen, que nuestras desgracias se originan por culpa de los demás y que somos víctimas de una implacable sociedad individualista o incluso, que el destino no es y no ha sido favorable desde nuestro nacimiento.

Sin embargo, me he planteado la siguiente pregunta: ¿Nuestra sociedad influye en nuestra forma de pensar?, pues creo firmemente que sí, creo que para nosotros es más fácil culpar o responsabilizar a los demás de nuestros actos sin antes haber reflexionado sobre las consecuencias de nuestros actos. Nos creemos seres perfectos sin capacidad de cometer errores. 

Por lo expresado en líneas anteriores, es evidente que mostramos una baja capacidad de autocrítica, manifestamos una pasividad para reflexionar sobre nuestros errores y aquello es notorio cuando expresamos frases como: “los extranjeros nos quitan el trabajo”, o cuando tiramos basura a la calle y justificamos nuestro acto diciendo: “¡ups!, se me cayó”, “no es ensuciar las calles, es darle más trabajo a limpieza municipal” o simplemente “no es mi distrito”.

Y entonces, ¿Existe remedio para dejar de culpar o responsabilizar a los demás por nuestros actos?, pues, lo único que debemos hacer es tomar una actitud de humildad, hacernos cargo de nuestros errores y corregirlos, centrarnos en nuestros actos y tomar la rienda de nuestro rumbo, no nos esperancemos en que alguien debe resolver nuestros problemas; quien los debe resolver somos nada más y nada menos que uno mismo.

Para finalizar, no nos centremos en lo negativo de nuestros actos, démosle prioridad a lo positivo, ¿Qué podemos hacer por nosotros mismos para crecer como personas, como profesionales o como amigos?; evita juzgar ti mismo y a los demás y simplemente vive tu presente.  

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